Cómo la IA está redefiniendo los materiales y el futuro de la arquitectura sostenible

Desde materiales autorreparables hasta fachadas energéticamente activas, la inteligencia artificial impulsa una nueva era donde los edificios no solo resisten, sino que responden, regeneran y participan activamente del ecosistema urbano.

Desde los inicios del movimiento moderno, la arquitectura ha oscilado entre funcionalismo y expresión formal, entre técnica y arte. Con la irrupción del parametricismo a finales del siglo XX, la disciplina abrazó la computación como herramienta de forma. Hoy, sin embargo, nos encontramos ante una transición más profunda: la arquitectura se reinventa no solo en su forma, sino en la naturaleza misma de sus materiales. Esta transformación viene de la mano de la inteligencia artificial(IA), marcando el inicio de una nueva era en la construcción: la era de los materiales inteligentes.

Los materiales tradicionales han sido pensados para durar, pero no para adaptarse.  Actualmente, la arquitectura del siglo XXI no solo debe resistir sino debe responder, regenerarse, informary optimizar. En esta línea, la IA se convierte en un agente alquímico del diseño, capaz de analizar millones de combinaciones moleculares, modelar su comportamiento a lo largo del tiempo, y prever su huella ecológica con una precisión sin precedentes.

Inspirado por el enfoque Cradleto Cradle de Michael Braungart, el nuevo paradigma no busca minimizar el daño, sino generar un impacto positivo. Materiales autorreparables, fachadas adaptativas, sistemas energéticos embebidos en los elementos constructivos: todo converge hacia una arquitectura regenerativa.

Uno de los avances más destacablesimpulsados por IA es el desarrollo de materiales autorreparables. El hormigón que se cura solo, gracias a bacterias que activan la producción de carbonato de calcio en presencia de agua, ha dejado de ser una promesa lejana. Esta innovación —que recuerda a la biomímesis de Janine Benyus— reduce costos de mantenimiento, alarga la vida útil de las estructuras y disminuye los residuos derivados de la demolición y sustitución.

La aplicación de IA en la arquitectura no se limita al diseño de materiales, sino que se extiende a su comportamiento en el tiempo. Las fachadas adaptativas, como las de las Torres Al Bahar en Abu Dhabi, utilizan algoritmos para responder a variables climáticas. Materiales termo crómicos y fotocrómicos cambian sus propiedades térmicas y ópticas según la temperatura o la luz, regulando pasivamente la demanda energética del edificio.

Estudios del Instituto de Investigación Energética revelan que estos sistemas pueden reducir el consumo en HVAC hasta en un 50% anual, mostrando que el futuro energético de las ciudades podría estar escrito en las pieles de sus edificios.

La sostenibilidad verdadera no solo radica en el uso de materiales nuevos, sino en la reutilización inteligente de los existentes. Diferentes plataformas basadas en algoritmos de análisis de ciclo de vida (ACV), permiten a los arquitectos seleccionar materiales no solo por su estética o resistencia, sino por su capacidad de reintegrarse al ciclo productivo al final de su vida útil. Esto se alinea con el concepto de “arquitectura circular”, donde cada elemento forma parte de un ecosistema que minimiza la extracción de recursos vírgenes.

Materiales como el vidrio solar y las células fotovoltaicas transparentes están alcanzando niveles de eficiencia nunca antes vistos. Su integración en fachadas y cubiertas transforma a los edificios en “micro centrales eléctricas” capaces de adaptarse a las condiciones ambientales para maximizar la captación solar.

Estos avances no solo implican eficiencia energética: representan un giro en la relación entre arquitectura y territorio, en donde cada edificio deja de ser un consumidor pasivo y se convierte en productor activo dentro de la red energética urbana. Más allá delas nuevas construcciones, el verdadero reto está en modernizar lo existente. Ejemplos como la rehabilitación del Empire State Building, que ha logrado una reducción del 40% en su consumo energético gracias a materiales inteligentes y control algorítmico, muestran cómo la IA puede ser una herramienta para reconciliar patrimonio y sostenibilidad. Estos proyectos reflejan la corriente del Retrofuturismo Sostenible, donde el legado arquitectónico se proyecta hacia adelante sin traicionar su identidad.

La evolución tecnológica no puede desvincularse del marco normativo. La entrada en vigor del Reglamento sobre Diseño Ecológico para Productos Sostenibles (ESPR) en julio de 2024 es un hito para la economía circular en Europa. Este reglamento exige que productos como neumáticos, textiles y muebles estén diseñados para ser duraderos, reciclables y trazables. El Pasaporte Digital de Producto (DPP) es uno de sus componentes clave ya que permitirá escanear un código QR para conocer la huella de carbono, contenido reciclado y proceso de fabricación de un producto. En el sector del reciclaje de neumáticos, por ejemplo, esto facilitará procesos como la pirólisis y/o la desvulcanización, mejorando así la calidad del material recuperado y su reinserción en la cadena productiva. En países como España, donde el Real Decreto 1619/2005 y la Ley 7/2022 ya regulan los NFU (neumáticos fuera de uso), el ESPR implicará una evolución hacia modelos más eficientes y tecnológicos de recuperación de materiales.

En un momento histórico marcado por la urgente necesidad de repensar los modelos productivos, Neusus Urban surge como un referente tangible de cómo la economía circular puede materializarse a través del diseño urbano. Esta marca leonesa ha sabido convertir un residuo complejo y persistente en materia prima de valor, dando lugar a soluciones de mobiliario sostenible que responden a las exigencias del siglo XXI.

La estrategia de Neusus no solo se alinea con las nuevas directrices del Reglamento sobre Diseño Ecológico para Productos Sostenibles (ESPR), sino que anticipa su aplicación mediante procesos de fabricación que priorizan la durabilidad, la reciclabilidad y la trazabilidad de sus productos. La incorporación de tecnologías limpias y siguiéndolos criterios de diseño sostenible, esta marca convierte a sus creaciones en elementos urbanos con un ciclo de vida optimizado, Neusus Urban no solo recicla neumáticos fuera de uso, sino que reconfigura la forma en que concebimos la materia, el espacio público y nuestra relación con el entorno construido.

La IA está desdibujando los límites entre lo natural y lo artificial, lo estático y lo dinámico, lo construido y lo vivo. Si el arquitecto-codificador fue el símbolo del parametricismo, el arquitecto-alquimista será el emblema de esta nueva era: un profesional que domina no solo la forma, sino también la materia, la energía y el tiempo.

Nos adentramos en una arquitectura posthumana, donde los edificios no solo habitan el entorno, sino que lo cuidan, lo restauran y lo multiplican. En este contexto, el papel de la IA no es sustituir al diseñador, sino amplificar su capacidad para crear soluciones radicalmente sostenibles.

Como escribió Buckminster Fuller: “No cambiamos las cosas combatiendo la realidad existente. Para cambiar algo, construye un modelo nuevo que vuelva obsoleto al anterior”. Los materiales impulsados por IA no son solo una innovación. Son ese modelo nuevo.